DUELO
El duelo es un proceso de adaptación a una nueva situación tras la pérdida. Si bien de forma tradicional se ha entendido el duelo como el proceso de tristeza asociado a la defunción de alguien próximo, hoy día se sabe que todas y cada una de las situaciones que acarrean una pérdida llevan asociado un proceso de duelo: un despido del trabajo, el fin de una relación de pareja, la separación de los hijos…
Hay que tomar en consideración que los síntomas del duelo no son solo sensibles, puede haber asimismo síntomas físicos como cansancio extremo, pérdida del hambre o bien pérdida del deseo sexual.
El duelo puede alargarse en el tiempo, y dependerá del objeto que se ha perdido, para el caso de la pérdida de un ser querido se puede pensar de un tiempo entre 6 meses y un año. El nivel de afectación asimismo cambiará entre unas y otras personas, la vida diaria de ciertas personas no se va a ver prácticamente perjudicada, al tiempo que la de otras puede desajustarse de forma profunda. En cualquier caso, el ambiente social de la persona va a ser clave en tanto que va a ayudar a que pueda superarlo poquito a poco y reanudar su vida normal tras el periodo de duelo.
Conforme al modelo descrito por el libro de la doctora Elisabeth Kübler-Ross (mil novecientos veintiseis-dos mil cuatro)”On death and dying”, el duelo se manifiesta en 5 fases:
Fase de Negación. Negarse a sí mismo o bien al ambiente que ha ocurrido la pérdida
Fase de Enfado, Indiferencia o bien Ira: Estado de descontento por no poder eludir la pérdida que sucedió. Se atribuyen razones causales y culpabilidad.
Fase de Negociación. Negociar consigo o bien con las personas que le rodean, entendiendo los inconvenientes y ventajas de la pérdida. Se procura buscar una solución a la pérdida pese a conocerse la imposibilidad de que suceda.
Fase de Dolor Sensible. Se experimenta tristeza por la pérdida. Pueden llegar a sucederse capítulos depresivos que deberían ceder con el tiempo.
Fase de Aceptación. Se acepta que la pérdida es ineludible. Supone un cambio de visión de la situación sin la pérdida; siempre y en todo momento teniendo presente que no es exactamente lo mismo admitir que olvidar.