En nuestra consulta psicológica de Valladolid sabemos que la ansiedad puede convertir tu vida diaria en una experiencia extenuante y que, posiblemente, sin la asistencia de un profesional de la psicología tu problema no hará sino crecer o enquistarse.
A pesar de que es normal experimentar alguna dosis de ansiedad de forma más o menos ligera y temporal, asociada a una causa concreta, si el trastorno se prolonga durante meses y no aminora, necesita de una atención especializada
¿Qué es la ansiedad?
Dice Elvira Lindo que “[…] ser ansioso es tener un alien en el estómago y convivir con el monstruo de por vida. […]”; un monstruo que puede llegar a producir sensaciones de pánico, sin aparente móvil y de forma repentina; que impide a quien lo padece vivir en el presente, pues lo obliga a anticipar continuamente el futuro inmediato, tiñéndolo de terror al más nimio error, al fracaso.
Por otra parte, la ansiedad y la desconfianza se hermanan y producen emociones que atenazan a la persona, la cual percibe su integridad intimidada ante situaciones vitales relativamente comunes. Esta se siente nerviosa, inquieta y agitada, necesita huir frente a circunstancias que identifica como peligrosas, sin poder reconocer este riesgo de forma concreta.
Por descontado, el miedo es un sentimiento natural y necesario en determinadas ocasiones, ya que puede ayudarnos a evitar amenazas físicas o psicológicas de cierta gravedad y contribuir a nuestra supervivencia. Por el contrario, la ansiedad conocida como desadaptativa, puesto que no se adecua a la realidad, lleva al individuo a no ser capaz de enfrentarse a situaciones de estrés, por leve que este sea.
¿Cuáles son los síntomas de la ansiedad?
La ansiedad puede desembocar en una alteración psicológica generalizada y crónica, por lo que debemos estar alerta e identificar las señales que nos avisan de su presencia. Estos síntomas pueden ser agrupados en tres grandes grupos:
- Síntomas físicos: pueden diferenciarse en cardiacos (taquicardias o palpitaciones), respiratorios (falta de aire, opresión en el pecho o dificultades respiratorias), digestivos (náuseas, digestiones pesadas, dolores abdominales o cambios en el apetito), relativos al sueño (insomnio o despertar temprano) y referentes al ámbito sexual (impotencia, ausencia de libido o de lubricación).
- Síntomas psicológicos: inquietud o agobio; pensamientos negativos recurrentes; necesidad de huida; sensaciones de soledad y vacío personal; nula confianza en los demás (celos patológicos); dificultad para concentrarse y memorizar; irritabilidad, y falta de decisión.
- Síntomas conductuales: torpeza motora (continuos tropiezos o caídas de objetos) y tensión muscular (bruxismo).
Por supuesto, no todas las personas presentan los mismos síntomas, ni reúnen todos los que hemos mencionado. El simple hecho de dudar sobre si tus problemas se relacionan con la ansiedad puede ser una alarma para que contactes con un profesional de la psicología. En nuestro gabinete de Valladolid te acogeremos con los brazos abiertos y te acompañaremos en tu proceso de mejora.
7 problemas asociados a la ansiedad
Los expertos estiman que en torno a un 15 % de la población ha sufrido, sufre o sufrirá algún tipo de trastorno relacionado con la ansiedad a lo largo de su vida. Estas alteraciones, ocasionadas frecuentemente en situaciones estresantes, pueden clasificarse en varias categorías o tipos; estos son algunos de ellos:
-
Ansiedad generalizada
Quienes lo sufren responden a un patrón de tensión crónica, casi constante y sin aparente causa o relacionado con acontecimientos sin excesiva gravedad. La preocupación persistente por actividades más o menos habituales es uno de sus síntomas más recurrentes e incapacitantes, provocando niveles altos de sufrimiento en los afectados por este síndrome.
-
Ataques de pánico, Crisis de angustia
Se producen de forma repentina, sin un origen justificado o ligados a una procedencia inocua y que se repite una y otra vez (al entrar en un medio de transporte o un ascensor, por ejemplo). Aunque normalmente se prolongan durante unos minutos, en ocasiones resulta difícil hacerlos menguar y controlarlos, lo que aumenta el miedo a que se reproduzcan y dificulta su remisión. Las personas que han vivido alguno de ellos lo describen como una situación terrorífica, de una intensidad difícilmente comparable con otros momentos vitales, equiparable a lo que sentirían si se encontraran en medio de una catástrofe. De este modo, no es de extrañar que eviten las circunstancias que van unidas al suceso, lo que no siempre es fácil y puede entrañar serios aprietos en su devenir profesional, familiar o personal.
-
Temores incesantes, Miedos
Pueden presentarse en múltiples formas, según el elemento que los desencadene:
- Social
- A hablar en público
- A los espacios cerrados
- A volar
- A la velocidad
- A los lugares abiertos y con aglomeraciones
Independientemente del agente con el que se vinculen, todos ellos provocan aprensiones incontrolables e irracionales y sensaciones de inseguridad tremendamente inhabilitantes.
-
Obsesiones, Compulsiones
Las personas que lo padecen presentan pensamientos repetitivos y duraderos en el tiempo que ocasionan preocupaciones, inquietudes y temores. Para evitarlos, se adoptan conductas insistentes, con la intención de disminuir la angustia unida a ellos. Con frecuencia, el propio sujeto reconoce lo absurdos o improductivos que resultan estos hábitos, sin que ello les impida seguir recurriendo a ellos una y otra vez.
-
Estrés postraumático
Determinados sucesos vitales especialmente impactantes y violentos dejan en el individuo una huella que origina secuelas psicológicas de un grandísimo calado. En estas ocasiones, se pueden dar recuerdos persistentes o, por el contrario, olvido de las situaciones cuya rememoración desencadena respuestas excesivas, asociadas a estados emocionales muy frágiles, que requieren de una atención especializada, atenta y cuidadosa.
-
Hipocondría
El miedo a la pérdida de la salud anticipa dolorosamente enfermedades o síndromes muchas veces inexistentes o entorpece enfrentarse con herramientas adecuadas a aquellas cuando de verdad aparecen. Surge frecuentemente en personas altamente sensibles a las señales corporales que emite su organismo, capaces de describir con gran minuciosidad los pequeños cambios orgánicos o síntomas molestos absolutamente intrascendentes y con una escasa tolerancia al malestar.
-
Obsesión por el aspecto físico
Cada vez más presente en nuestra sociedad, que valora de forma desmedida los elementos más superficiales de la personalidad, distorsiona la propia imagen, acrecentando los mínimos defectos y esclavizando a las personas en aras de una supuesta perfección al alcance de todos, despreciando la belleza que, sin lugar a dudas, se deposita en la diversidad y en el carácter único de cada sujeto. Asociada habitualmente a una baja autoestima, puede llegar a convertirse en una máquina de tortura de la que es difícil escapar.
En cualquiera de estos casos, así como en otros que pudieran relacionarse con estados ansiosos prolongados, la psicoterapia auxilia de forma satisfactoria a la gran mayoría de los pacientes que acuden a ella. No lo dudes, un psicólogo puede sacarte del callejón sin salida en el que crees encontrarte.
¿Cuál es el origen de la ansiedad?
Comenzaremos por señalar que la ansiedad es un mecanismo de alarma por el cual nuestro organismo nos alerta de que nos estamos pasando de frenada, de que lo estamos sometiendo a una sobreactivación que genera una respuesta igualmente desmedida.
En cuanto a lo que podríamos denominar como factores de riesgo por los cuales una persona podría estar, en un periodo concreto de su vida o de forma permanente, más predispuesta a sufrir un ataque o un trastorno de ansiedad, estos pueden diferenciarse entre los que muestran alguna inclinación individual y aquellos otros que conocemos como desencadenantes, puesto que son los que motivan finalmente el episodio desestabilizador concreto. De esta forma, podríamos estructurarlos o clasificarlos, atendiendo a estos criterios, tal como se ve a continuación.
-
Factores estructurales
- Genéticos: es habitual que la ansiedad se presente, en sus diversas formas, en distintos miembros de una misma familia; este hecho, en ocasiones, se debe a elementos hereditarios, si bien estos se inhiben o se desarrollan en función de otros componentes ambientales.
- Familiares: además de la estructura puramente biológica, en el hogar primigenio aprendemos una forma de vivir, de enfrentarnos a los problemas cotidianos y a los momentos cruciales de nuestra vida. Asimismo, un vínculo inseguro entre el bebé y sus cuidadores, al igual que un estilo de crianza desmedidamente autoritario o excesivamente sobreprotector están relacionados con una vulnerabilidad más aguda y, por lo tanto, una mayor tendencia a presentar problemas relacionados con la ansiedad u otro tipo de trastornos psicológicos.
- Personales: las capacidades emocionales, cognitivas y conductuales resultan fundamentales para solventar las situaciones de inseguridad, aquellas en las que podemos sentirnos amenazados. En este sentido, nuestra terapia en Valladolid puede dotarte de herramientas que te armen para enfrentar circunstancias como las que acabamos de mencionar.
-
Factores detonantes
- Estrés: el exceso de obligaciones, sean estas laborales, familiares o personales o un compendio de todas ellas, el ritmo elevado de la vida moderna o la percepción que tenemos de las exigencias que recibimos de nuestro entorno o de nosotros mismos pueden conducir a niveles de angustia difícilmente soportables sin haber adquirido previamente un armazón bien sólido, o sin la asistencia de un profesional que nos ayude a gestionar las esenciales y descargarnos de las más prescindibles.
- Situaciones que conllevan un gran sufrimiento: los problemas graves o persistentes de salud, la muerte de un ser querido, la pérdida del puesto de trabajo, la separación de la pareja, etc., son momentos cruciales que, con mucha probabilidad, hemos de afrontar a lo largo de la vida. El dolor y la ansiedad que acarrean no deben confundirse con perturbaciones psicológicas si somos capaces de superarlos en un periodo razonable y aplicar soluciones prácticas y adecuadas a la casuística que implican. En caso contrario, si el desconsuelo se prolonga exageradamente e impide el desarrollo normal de nuestra vida, es síntoma evidente de que se ha transformado en un inconveniente patológico y de que necesitamos el apoyo de un psicoterapeuta.
¿Qué puedes esperar de nuestro tratamiento psicoterapéutico para la ansiedad?
A lo largo de las sesiones que estructurarán nuestra intervención terapéutica, irás aprendiendo, en primer lugar, a identificar las coyunturas desequilibrantes que te empujan a tus crisis o tu estado de ansiedad casi continuo. Este sencillo hecho aminorará considerablemente, por paradójico que parezca, tu nerviosismo, y te permitirá iniciar un recorrido en busca de la paz que tanto necesitas.
- Inicialmente, conseguirás mermar los síntomas, lo que te posibilitará mirar al futuro con más optimismo y sin catastrofismos.
- Aprenderás a evitar o afrontar de forma saludable los “interruptores” que activan tu ansiedad.
- Adquirirás instrumentos indispensables para administrar los acontecimientos, lugares o emociones que te desbordan.
- Indagarás en tu interior, en búsqueda de los gérmenes anímicos recónditos que constituyen el fundamento de tu ansiedad.
- Por último, asimilarás mecanismos que te permitan mejorar tu comunicación contigo mismo y con los demás, para expresar tus necesidades y mirar con serenidad las variadas perspectivas que se te presentan delante en cada contexto concreto.
En conclusión, el pánico con que afrontas actualmente determinadas circunstancias puede dar lugar a un camino de crecimiento personal y transportarte a una zona de sosiego o, cuando menos, a un espacio donde rebajar paulatinamente tu sufrimiento.
En nuestra consulta de terapia psicológica en Valladolid te estamos esperando para ayudarte, contáctanos si crees que podemos hacerlo.