DIFICULTAD EN LA ADAPTACIÓN A LA NUEVA ETAPA VITAL
El envejecimiento es un fenómeno muy reciente nuevo en la historia de las personas. En los últimos tiempos ha aparecido un periodo de vida más largo en el que se hace énfasis en la calidad de la integridad de cuerpo y mente de las personas.
Es tarea para los psicólogos contribuir a una mejor comprensión del bienestar mental en esta etapa de la vida a la vez que, a nivel individual, el trabajo estimula un mejor conocimiento y un entendimiento de la vida transcurrida hasta el momento actual, conservando de ese modo el equilibrio psíquico durante tanto tiempo como se pueda.
Cada etapa de la vida tiene su propia normalidad corporal y mental, así como su propia patología. Durante el desarrollo de la vida, los sujetos se encuentran con muchos cambios mentales, sociales y fisiológicos, que suponen pasar por épocas de transición. En esas etapas de transición se necesita desarrollar un gran elenco de estrategias de adaptación para afrontar con éxito las nuevas condiciones, tanto internas como del medio externo. Muchas veces, estas transiciones están unidas a desequilibrios serios del equilibrio mental interno. En tales momentos de decisión muchas veces se hace inevitable para las personas mayores reconocer el dolor psíquico que se ha manifestado en un instante determinado, aunque pueda haber estado presente de manera latente. En ese momento, puede ser necesaria la ayuda exterior para afrontar el proceso de duelo y ayudar a atravesarlo con éxito.
En cuanto a la eficacia del trabajo psicologico con pacientes en la etapa de la edad madura, se han publicado muchos informes clínicos con la intención de mostrar que el trabajo analítico con analizantes mayores puede ser útil, aunque varios autores han planteado la cuestión de si es necesaria un cambio de la técnica clásica para adaptarse al tratamiento de los pacientes mayores. Es notorio que el encausamiento sobre qué condiciones especiales puede conllevar el tratamiento de las personas mayores, está íntimamente unido a la orientación teórica del psicologo. Los psicologos seguidores de la teoría kleiniana se polarizan en el proceso de toma de conciencia progresiva de la muerte y de la vida como finita, proceso que necesita de volver a reelaborar de nuevo la posición depresiva, mientras que desde otros paradigmas se hace hincapié en la necesidad de llevar a lugar un proceso de reconstrucción personal.
Una cuestión importante para estudiar la utilización del análisis con pacientes ancianos es la de las características peculiares de la transferencia y de la contratransferencia en el psicoanálisis de esos pacientes, aspecto que se examina en algunos de los trabajos recogidos a lo largo del tiempo. Ejemplos de esta diversidad se producen en los casos –muy abundantes– en los que los psicoanalistas que trabajan con los analizantes mayores son más jóvenes que ellos, casos en las que la transferencia puede trastocarse de modo que los psicoanalistas se estén enfrentando inconscientemente a sus figuras parentales personales. En esos casos, existe el riesgo oculto de que los psicoanalistas que son más jóvenes que los pacientes ancianos quieran su afecto, lo que conlleva que puede resultarles difícil sostener la necesaria neutralidad requerida por el psicoanálisis.